jueves, 1 de agosto de 2013

Estreno en casa con derbi y Valerón. Miguel Ángel Ramírez




Las pretemporadas están para lo que están y tampoco conviene pasarse de rosca en las conclusiones. Conviene ponderar lo justo los resultados porque no dan todavía puntos y muchas veces conducen al equívoco. Ganar ahora nada garantiza con vistas al campeonato. Aunque el estreno en casa de la UD en verano sea esta noche con el Tenerife, ante el que siempre se rompe el protocolo.
 
Dolió perder el pasado sábado en el Heliodoro y eso tensa la musculatura del personal, que esta noche quiere obsequiar a su gente con una alegría, esto es, un triunfo ante el rival que más activa. Sin exponer más de lo necesario, en pleno ecuador de la preparación veraniega, la UD sabe que tiene un examen de nivel en el que hay que sacar nota, ofrecer buenas señales, alentar las expectativas. Valerón y algo más, en suma. Porque el proyecto continuista, con una base heredada que ya invitó a la ilusión, necesita de más actores, de protagonistas que se ofrezcan por todas partes, que se asocie el talento que hay. Y con varias semanas de rodaje, de aclimatación, ya se deberían vislumbrar detalles de lo que espera Lobera para cuando venga lo bueno.
 
El presidente, que no es cualquiera, pidió en la presentación de este desenlace de la Copa Mahou un resultado que enjuague el 2-0 que se dio en el Heliodoro días atrás. Consciente de que para la adhesión popular es oro todo lo que tenga que ver con tumbar al Tenerife (contra el que no hay amistosos, recuerdan los puristas), Miguel Ángel Ramírez lanzó un aviso cargado de responsabilidad a los futbolistas. Y se espera de ellos un comportamiento a la altura. Hasta tal punto que salvaguardando a Tato y Deivid, con molestias y que, salvo sorpresa, no arriesgarán, Lobera saldrá con todo. Lo merece la puesta de largo en casa, el enemigo que aterriza en el Gran Canaria y la idea de clausurar julio de la mejor manera, gustando a la afición y, a poco más de dos semanas para el estreno oficial, avisando al resto de lo que se está cocinando en esta UD.

 La presencia de Valerón, sin duda, capitaliza mucha de la atención para el partido de esta noche. Hace quince días, su presentación convocó a casi cuatro mil personas en las mismas gradas que imantará hoy. Porque mucha de la gente que se anime a darse un salto por Siete Palmas será para disfrutar de las evoluciones de un jugador que parecía imposible y que ahora guía el camino hacia las metas mayores, hacia la Primera División. Un lujo para el paladar de socios y simpatizantes. Suficiente motivo para sazonar un miércoles cualquiera como el vigente.

 El Flaco ha soportado sin problemas las cargas de entrenamientos y poco a poco encaja su dimensión a las posibilidades del grupo.  En el cuerpo técnico se debate la manera de protegerle de desgaste físico, de reservarle para el último pase, de no discutirle frescura. Un escudero por detrás o doble pivote de blindaje. Hay pruebas y tiempo para afinar la elección. Pero mucho de lo que va a dar Valerón puede adivinarse con ensayos como éste, en el que, ya sí, se aventura intensidad y pierna.

 Con los canteranos en su afán de lucir y ganarse el puesto con los mayores, también se esperan minutos de Chrisantus, al que no se le termina de abrir la puerta de salida. El nigeriano, a la espera de resolver su futuro, sigue comportándose con la profesionalidad que le ha caracterizado siempre, lo que habla mucho y bien de su figura.

 El Tenerife, sin los lesionados Ros, Cámara y Rigo, tampoco viene con aires experimentales. Sabe que un revolcón tendría impacto y, con el colchón que se trae de la ida, irá a por el partido sereno, con el tiempo a favor que le da haber resuelto con margen la primera parte de la eliminatoria. Pero hay partido.

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